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el estar en este sistema tiene sus ventajas y sus desventajas, como todo. La ventaja es que hay mas control de más datos. La desventaja es que tienes idea de lo que significan todos los datos, y cuando no tienes idea, sábes que el no tener idea es lo correcto también. Conociendo la derivada, intuyes la función, y predices que estás en tal o cual estado porque vienes de tal lugar y vas a tal otro. Ahí estaba yo, en la esquina, perdiendo lo único que sabía que tenía. Teníamos ya algún tiempo de estar caminando uno junto al otro, nos habríamos acostumbrado a nuestras mutuas presencias y eramos de gran ayuda el uno para el otro. El problema sería que no había ningún problema, posiblemente. Podría ser eso, o que la luna había girado nuevamente. Llevábamos ya algún tiempo en esa posada, un lugar bonito también, pocas preguntas, buena comida, y relativamente económico. Lo raro quizá eran los huéspedes que ya se encontraban ahí. Algunos personas duras, con cara de pocos amigos y poca paciencia. Otros personas blandas, con la vista perdida en el horizonte. Lo vi como natural de un lugar a meses de distancia de cualquier otro ser viviente, por lo menos si venían de donde yo venía. Tal vez más adelante hubiera algúna ciudad, pero lo dudaba, y la única vez que hice alusión a querer algún dato sobre las poblaciónes cercanas fue para recibir un "No es tu asunto!" muy malhumorado y para quedarme sin cena ese día por la noche. También traté preguntando a uno de los blandos, y me respondió con balbuceos inintelegibles, risitas burlonas y la vista siempre como si se fuera a abrir el cielo para que bajara el nuevo mesías. Y como no soy persona de forzar conversaciones, mis charlas se detuvieron ahí. Qué le pasa a esta gente, me preguntaba, porqué están aquí, en medio de la nada. Me enfadé, y fuí y le dije que consideraría una excelente opción el irnos de una vez de ese lugar.

- Pero tú fuiste el que quizo parar aquí, por principio de cuentas.
- Pues si, pero bien sabes que a veces no sé lo que digo. Anda, vámonos ya.
- Seguro? Qué te molesta?
- Ahm.. eh... te lo diré en el camino.

Porque bién lo pude haber dicho ahí mismo, pero quizá no quería decirlo. Siempre había sido así, y siempre habría de ser así. De todas formas todo el mundo lo hacía, nadie decía las cosas a la primera, todo mundo siempre va midiendo sus palabras, poco a poco. Porque es muy rara la gente que llega y de la nada te cuenta toda su vida. Y no raro en el sentido de desagradable o molesto, sino raro en el estricto sentido de muy difícil de encontrar. Así que no habría de ser algo muy adecuado de tener todos los días. Eso y el miedo al ridículo, claro está. Ya me lo imaginaba riéndose. Y era algo bastante cursi, eso es indiscutible. Un tema tratado hasta el cansancio, y que alguien que se diga estar tan "avanzado" es ridículo que caiga en sus complicaciones. "Ridículo pero humano" ya me había dicho antes. Como gente que viaja ligera, salimos de la posada en diez minutos, después de haber pagado nuestra estancia y haber recogido nuestras escuetas pertenencias. Ya en el camino me volvió a preguntar:

- Qué te aqueja?
- Estuvimos ahí más tiempo del esperado.
- Pensé que quizá te hiciera falta descansar.

Claro, antes de llegar ahí mi paso se había ido haciendo con cada día mas pesádo y corto. No me había dado cuenta sino hasta que me extrañé de lo poco que habíamos avanzado en un día, pero evidentemente el lo había notado desde antes. No hablamos sobre eso, y simplemente sugirió que sería bueno que descansáramos ahí hasta que recobrara fuerzas. No se habló jamáz de plazo ni de condiciones para irnos. Pero el hablar con esta gente tan extraña, me hizo darme cuenta de toda la imagen. Estaba lejos, muy muy lejos, pero no del punto de donde había partido (ese ya ni siquiera sabía si existía) sino de aquello que me mantuviera caminando. Todos llevan un crucifijo, o rezan cinco veces al día, pero yo no traía nada, solo una idea en la mente y un sentimiento en el corazón. Es bueno viajar ligero. Pero para una persona con más ideas de las que le son tolerables, y un corazón bastante desconectado de sus sentimientos, el viajar con solo estas dos cosas como base puede ser complicado. Quizá sea porque hace falta una tercera cosa. Quizá algo físico, como el crucifijo. Quizá algo de disciplina, como aquél que reza tanto. No lo sabía, pero alguien habría de saberlo pronto. Pero el solo pensar que podría perder alguna de esas dos bases, definitivamente me hizo sentirme ciego, y cada vez que quería ver más, acababa viendo menos. Ensimismado en esto, una figura a lo lejos me volvió a la realidad. Ya iba lejos, y tuve que correr un poco para alcanzarlo. A pesar de no ser una gran distancia, perdí el aliento. Me asombré del hecho de darme cuenta que él siempre había caminado más rápido que yo, y que yo de alguna manera le había podido mantener el paso. Y me pregunté cuanto más podría seguir haciéndolo.

- Qué te aqueja? - volvió a preguntar.
- Las pérdidas de tiempo, me parece.
- No, no lo creo, yo te pregunto por lo de hace un rato, y no era eso.
- Nah, no te preocupes, es una tontería.
- Igual me gustaría saberlo.

Suspiré. No sabía por donde empezar. Sabía que si empezaba a escoger palabras iba a acabar diciendo otra cosa.

- Me siento alejado de mi fé.
- Oh... pues todo va a estar bien, mientras no la pierdas.
- Claro que no, eso nunca, solo me siento lejos.
- Ya encontrarás manera de acercarte.

Intentaba entenderme. Y dada la oportunidad, intentaría ayudarme. Ese pensamiento me abrumaba, y terminé por evadirme.

- La otra vez estaba en el baño haciendo del cuerpo y leía un libro
- Créeme que eso es más de lo que necesito saber
- Y el libro estaba tan malo, que la historia en mi cabeza empezó a ponerse mucho más interezante que la del libro.
- Ah si? Y en qué terminaba?
- No lo sé, todavía sigue corriendo.