Diluído. En ese momento hubo tantas imágenes que quize retratar palabra por palabra, por amarillista quizá solamente, porque sí fue una gran impresión, porque era algo que quizá no quería olvidar. Pero la hueva y la falta de comunicación cobró tributo y he aquí que ya no recuerdo exactamente ni todo lo que pasó ni exactamente lo que quería escribir. Todo este último tiempo ha sido un revéz bien fuerte (récio!! dice quien sabe quien) que me ha dejado sentir estúuuuuuupido. Tons ps a recuerdos diluidos que como sea quiero escribir vamos:

Odio. Y bastante y ganas de ver quien se animara otra vez a asaltarme. Depresión por la naturaleza humana, que quizá si es medio natural, pero no es nada humana. Que bonito, en el sistema como sea el hombre acába atacado por el hombre. No mas esperanza de utopías, cualquier civilización dista bastante de ser civilizada. Es mero nombre. A final de cuentas perro muerde a perro y son tan iguales como sean rápidos para encajar el colmillo. Curioso donde quéda uno, dónde queda el pacifismo, cómo cambian las circunstancias mentales antes y después, cómo no sabe uno si se vuelve más humano o menos al ver que tienes que elegir una de dos cosas: o tratas a todos como a tus iguales y semejantes o proteges tu integridad. Más odio.

Y que el odio te haga vivir? Vaya, según yo eso nada más pasaba en los comics, pero al verme a mi mismo regodeándome mentalmente en un cuadro en el que me volvieran a asaltar, en el que pudiera dejar inconciente a alguno de mis asaltantes, en el pasar cuadro por cuadro lo más lentamente posible el *crack* que hiciera su rodilla bajo mi suela, el sentirme justificado y hasta contento de hacer daño, de dejar a una persona lo mejor discapacitada posible... hah... eso fue diferente. Y vamos a hablar de diferencias ahora? Y decir que el primero lo hizo por necesidad y el segundo por problemas sicológicos. Vámonos mucho a paseo, que si tanta necesidad tenía que se ponga a trabajar, y todos tan tranquilos. Pero bueno, ya.

Finales de septiembre indudablemente se celebra como lo peor de mi vida, con un brazo rajado, la panza abierta y el ánimo en el subsuelo. Octubre estuvo mejor, encerrado quizá, pero eso me dejó abierto para... actualmente hablar! con gente. No tenía otra cosa que hacer como sea...

Y ahora visito Colima y me doy cuenta que todo sigue igual y que se siente como si nunca me hubiera ido. Ni me acuerdo bien de donde me fuí. Y como sea tengo que regresar y sé que entonces será también como si nunca hubiera estado aquí. Extraños juegos de mi cerebro, me imagino. El tiempo aquí ha dado vueltas dando cambios, acomodando botellas, embolsando la cena, el desayuno, saludando una que otra persona que hace lustros que no veía. Y que porqué estoy aquí. Como regalo de cumpleaños de mi jefa tal vez, que mejor regalo que ver a su hijo perdido un rato! hah, eso dice el orgullo. La verdad es que estoy chavo, se me hizo fácil y hubo buenas personas que me facilitaran el viaje. Larga vida a los autores de este viaje. Claro que podría dedicarme a otra cosa, salir a visitar a los amigos de acá pero ps me he dedicado plenamente a seguir a mi jefa, la cual no tiene ningún inconveniente e incluso le digo entonces que ps a mi parecer abusa y me trae de un lado para otro tal como parís hilton trae a su chihuahua. Amor maternal, le dicen, o yo que sé. Lo que sé es que le estoy en deuda, y no esa deuda de vida que ya sé que nunca se acaba de pagar, sino la deuda de todo lo que no he hecho que dije que iba a hacer, la deuda de ya casi cuatro años dedicándome a tirar hueva de la manera más económica que me encuentre, la deuda de no seguir mis sueños, de no ser un poquito más responsable, esas deudas que quizá más que con ella son mis propios cargos de conciencia. Estar con ella este rato y verla tan feliz de verme se me hace una penitencia bastante leve.

Y sigue...