"Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran en ella. Porque la puerta es angosta y estrecho el camino que lleva a la vida, y son pocos los que la hallan".

La puerta angosta, que, sin embargo, se abre a la amplitud de la vida "mira" hacia el ser divino, pues mirando al Bien, se produce el Bien.

Mirando siempre hacia la sombra no se manifiesta sino sombra.

"Por sus frutos los conoceréis".

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Y que ahorita, como no, me encantaría estar contigo.

Porque pa que pues? Me conozco, te conozco, nos conocemos. Los conociste. Pero hoy los supe. Y no me equivoqué. Es por eso. Porque no me equivoqué por ti. Has sido todo para mí, lo reconozco. Como tanto he reconocido en estas letras. Si seguro, me encantaría estar con todo el mundo, pero ahorita solo quiero estar contigo. Porque ahí se ve todo, pero vé, quien quiera ver. Porque te extraño, como no te voy a extrañar, si nunca te conocí, si nunca acabaría de conocerte.

Estuvimos hablando de lo mismo, de lo de siempre, pero ahì estabas tu, a un lado, augurando, solo augurando, historias que ya te sabías, pero hacías solo el comentario chusco, exactamente, y volviendo a lo mismo, como la viejita malviaje, que se roba las limosnas en misa, que canta tangos desnuda en su casa, aùn cuando ya mas de una primavera le exigiera lo contrario. Ahí estabas. Y todo ocurrió, tal como te burlaste, tal como esperabas que quizá algúna oreja avizpada pezcara el meollo del asunto. Te burlaste de que al sol le salieran pecas. Te burlaste del jóven que solo vé el momento, pero no el momento preciso. Porque yá lo habìas visto. Y habìas visto a quien lo habìa visto. Y ahora solo aguardabas ahì, el momento exacto, para que fuera la risita la que chingara y no tú, que al fin y al cabo ya ni falta te hacìa. Ya para qué, si hasta lista de espera tenías, y todos te habìan servido para lo mismo.

Pues si. Tu ya no esperabas. Vieja y cansada tal como eras, esperabas la vida como quien espera al hombre que le pague un viaje a hong kong. Nunca va a llegar. Y mientras llega pues porque no burlarse de los que lo esperan. Y sigue la mata dando. Diminuta tal como eras, hace tantos ayeres, todavìa joven, todavìa en carnes, todavìa te miraba. Por curiosidad dicen. No como a bicho raro, sino como a persona que se fija en cosas raras. Ya entonces, ya hoy, y ya cualquier día. Asì se hacen los médicos dicen. Fijándose en pequeñeces, haciéndolas regla, y forjando ley. Asì se salva a la gente. Dìcen.

Pero ese ya es cuento viejo.