Y que cortazar me disculpe...
Muchas personas habrían dicho que tu escoges tu veneno, aún cuando habría otras que dijeran que el veneno te escoge a tí. Yo me iría más por la segunda idea que la primera, pero pues ya son irresponsabilidades mías. Porque en la dialéctica entre escoger el destino y que el destino te escoja a tí, las personas a veces consideran bastante irresponsable que elijas lo último. Y mil argucias se pueden tramar, que a nadie le pediste volverte a tí, que tu namaz fuiste viviendo la vida, que nada tuviste que ver con el momento y el lugar, que dios te puso en ese lugar, en ese desierto. Otras personas opinarán que todo eso son puras pamplinas, que todo fue tu decisión, y que nada tiene que estar haciendo un alma de dios en medio de la nada, y entonces tú escogiste el veneno.
Esto definitivamente ya se esta volviendo un revolvedero totalmente horrible. Es posible que todo se parezca a su dueño. Demasiados, miles, incluso llegaría a decir: Millones. Y de esos naturales, de esos que no sabes ni de dónde vienen, simplemente estas a gusto viendo la tele, no hay canales, es cable pirata, estas viendo sepa que programa, esperando a que se acabe de copiar lost, no sabes que sigue en tu vida, todo parece extraño en un momento, sabes que haz dormido muy poco ultimamente, el sueño te invade, el sueño gana, sabes que nunca sueñas. Sabes que sí sueñas, todo el mundo sueña. Sabes que los sueños tienen sentido. Te despiertas, sigue la misma película, en el mismo telecable que no tiene canales. Sabes que no viste la pelicula, que estabas dormido, pero por alguna razón entiendes la trama. Cuestionas el hecho si realmente estuviste dormido o estabas durmiendo la película. Te levantas frustrado. Algo ocurrió durante el sueño. Algo tronó, algo hizo clíck, algo se movió, algo fue mostrado. Algo que aquellas personas cuyo sueño es muy profundo no pueden ver, porque no recuerdas el sueño, solo lo sientes. Tal vez ni soñaste nada. Pero lo sientes. Del sueño, o de cualquier otra parte, sientes algo. Y ese sueño te quita el sueño.
Navegas, sigues siendo el mismo para el mundo, intransigencia, el sueño pasará y todo cuajará nuevamente a su tiempo, el tiempo seguirá su curso definitivamente, esté yo contento o nó con ello. La trizteza viene. Esa tristeza
infinita, que ya ha venido en otras ocasiones, esa que seguramente viene del sueño, o de cualquier otra parte. No no... el mundo sigue. Ya no quiero mundo, quiero evadirme, quiero desaparecer, quiero no existir mas. Y no es yo quien lo quiere, es el sentimiento quien lo quiere. Lo entiendo, lo dejo ser. Vive sentimiento, haz lo que quieras, estoy demasiado ocupado como para aparte pelear contigo. Me invade. Me evado.
Me despido, salgo, camino. Llego al oxxo, le veo. Casualidades. Causalidades. Definitivamente me alegra. Platicamos. Me aliviana el mundo. De no haber sido porque me dio sed y porque me acordé quizá demasiado tarde que ya no había cocacola en la casa, no hubiera vuelto al oxxo. Pensaba evadirme, pensaba ver lost e irme a dormir, y dejar que cada cosa volviera sola a su lugar. Y como ya había dicho, me dio sed y tuve que regresarme. Pasé por enfrente de unos ebrios a media calle, con cierta autoridad indicándoles que eso no era correcto. Los ebrios emprendían retirada. Me saqué un poco de onda, pero me pareció interezante que la seguridad del tec funcionara. Y entonces pasó lo que pasó. Al encontrarle en dicha tienda de autoservicio, su cansansio era notorio. Pide un café, le presto un peso. Le habría dado en ese instante todas mis pertenencias. Pocas cosas en realidad tienen sentido en este mundo. Me vuelvo a evadir. Me despido, nada del otro mundo. Veo lost, me saco de onda, pero en un plan bastante más vanal. Platico con la banda. Cosas tranquilas, cosas de programación, cosas que deberían de aquietar mi mente y dejarme dormir. Deberían...
Al caminar de regreso, antes de pasar al oxxo, de encontrarle, de encontrar los borrachos, de tener sed, mientras iba por residencias, hablaba con mi madre. Le comentaba mi dolor. No el dolor del alma, sino el del chamorro, que a fin de cuentas es el mismo. Ella ya lo sabía. Me dijo que en la noche lo arreglaba. Le agradecí y me volvió a asombrar ese amor incondicional que puede hacer tales conexiones.
Y no señor, no me duele el alma, quizá solo es el cansancio, no me quejo, solo es la máquina, igual y con una afinada ya vuelve a jalar bonito. Pero cansado de qué, diablo, si nada haz hecho, y millones hacen mucho más que yo y sin chistar. Bueno, pero cada quien tiene su estilo, unos se cansan y otros no. Pero también bien sabes que ya lo sabes, bien sabías que te ibas a cansar, es humano. Y igual me quejo de que me quejo, porque para mí no tiene sentido el quejarme, si ya sabía que iba pasar, para que me quejo? Porque es humano. Es humano el quejarse, es humano el cansarse, es humano el aceptar todas estas condiciones. Y es humano ir al desierto, a las ciudades del futuro, por ideas nuevas, a encontrarte a ti mismo. Es humano que las viboras te muerdan, y que la única manera de seguir adelante sea chupar el veneno y scarlo pa fuera.
irrelevante.